La navidad es una época que siempre genera complicaciones en la agenda y un genuino incremento en la hipocresía “por quedar bien” en prácticamente todos los ámbitos. Si queremos ser buenos, por qué no serlo todo el año y no necesariamente cuando la mercadotecnia y su maquinaria te lo indican (aplica para muchas otras fechas en el calendario oficial, romano y en el gregoriano).
Ayer recibí mi membresía de este año (no había pagado desde 2005!), dos eventos ineludibles, la fiesta de la escuela de Ana Paola, donde ella se ha partido la espalda preparando dos números (con vestuarios y demás), y otra una posada (antes de la posada “oficial”) y “compartida” (o sea, me falta la no compartida del laboratorio). Previendo las dificultades que iba a encontrar en cuanto a tráfico y distancias (ambos eventos estratégicamente situados en puntos equidistantes y con vías rápidas saturadas a la hora del traslado), entregué a uno de mis estudiantes el regalo de intercambio y lo que me tocaba compartir para la comida&bebidas. Como la lógica lo indicaba (aplica también en fiestas decembrinas), no alcanzó el tiempo y bueno , confiaba yo en haber cumplido con mi cometido y habiendo hablado con quien me tocaba intercambiar me fui a dormir a casa con la conciencia tranquila.
Hoy por la mañana me entregan un regalo abierto de alguien que no estaba en “la lista” y que llegó a última hora. La disculpa era que como todos habían abierto sus regalos, abrieron el mío!!! Aparte de un mensaje enviado fuera de todo lugar que bueno, solo diré que “las patadas se toman de la burra que las tira”, no haré mayor comentario.
Creo que por este año y el que sigue, queda pagada mi membresía y empiezo a armar mi expediente para la mesa directiva.
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