Septiembre del 2008, la cuarta avenida del Río Nazas. La primera en 1958, la segunda en 1968 (cuando mis padres, y todo el pueblo de San Pedro fueron evacuados para evitar una catástrofe), la tercera en 1991, que fue la primera vez que ví el río correr en su cauce natural de 78 kilómetros hacia su desembocadura en la Laguna de Mayrán, mutilado desde 1936 cuando el progreso de la región dependía del almacenamiento y control de sus aguas.
A más de 70 años, el vergel se convirtió en desierto y los laguneros nos acostumbramos a él. Hoy, el río clama por su espacio, ahora invadido por la necedad, la codicia y la ignorancia. Hoy, el río lava nuestras culpas de basura y de sangre. Hoy, el río nos recuerda quienes somos y quién es él.
Existe un proyecto para reencauzar las aguas por el río y eliminar los canales de riego en áreas urbanas, creo que sería un gran acierto.
Y para concluir este relato, tengo que hacer un reconocimiento a alguien de quien dudé lo haría algún día, el odiado ex-villano favorito del país, Carlos Salinas, en 1991 era presidente de México y una vez demostrada la incapacidad de los gobernantes del estado y las ciudades para controlar la contingencia, ordenó la construcción de 5 puentes. Muchos rieron pues pensaron que era obsoleto construir puentes en un río que dificilmente volvería. A 17 años de distancia, gracias a esos puentes, el tráfico entre las ciudades no se ha trastornado.
martes, 7 de octubre de 2008
Agua en La Laguna
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