lunes, 30 de abril de 2012

Claraboya, de José Saramago




Ésta, la última novela que en realidad fue la primera; con su historia propia digna de contarse aparte. Es la primera novela escrita por José en los años cuarentas del siglo pasado, que solo estuvo 60 años guardada, y publicada en forma póstuma en este 2012.


Claraboya es una novela que revela el Saramago latente, la esencia de sus palabras en una novela que no se parece a las que estamos acostumbrados, pero solo en apariencia. Como toda la trama, en esta historia vouyerista, conocemos la vida y obra de varias familias que viven en un edificio de departamentos, cada una con sus secretos, con su intimidad a punto de ser descubierta, con sus miedos y con sus esperanzas. Es la historia de Silvestre, el zapatero filósofo y su esposa que dan asistencia temporal a Abel; Abel a quien tramposamente ligan con Lida, amante del Sr. Morais, que da trabajo a Claudiña, cuyos padres viven también en el edificio; Justina y su marido gorila, que mete en líos a Abel; Adriana y su familia de mujeres, y la familia de Carmen (gallega) y su hijo y su marido de quien vive distante. El final, no es feliz, ni siquiera es final. Es simplemente la página donde termina de escribir el autor. Dejando para la reflexión un mundo de conjeturas y de historias por concluir en la memoria personal.


El edificio es, desde mi punto de vista, un microcosmos donde convergen todas las historias personales, todos los miedos, todas las nostalgias, las pocas esperanzas y la grisura de sus vidas. A pesar de que no es triste, si refleja la desesperanza de mediados de siglo y en general, de todo el siglo XX. Es el universo germinal de José, del que nacerán todas las obras que ya conocemos de este Nobel. El título es la ventana, por la cual, nos asomamos a la vida de estos personajes, entre los cuales, el narrador es también espectador, es la ventana a través de la cual participamos como espectadores y como personajes (con morbo o con interés) y que también es metáfora de la vida. En un principio me pareció aburrido, pero inmediatamente emerge la narrativa primigenia de José y recuperé la emoción de estar leyendo algo desconocido de Saramago. Es la novela con la que se completa su obra y que, como bien dice Pilar del Río, presidenta de la Fundación JS, es el cierre del círculo a la cosmovisión Saramagiana.


Larga vida a la obra de José, a quien sigo extrañando mucho.





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