martes, 15 de octubre de 2013

Máscaras, de Leonardo Padura

 

Una novela policiaca, parte de una tetralogía protagonizada por el teniente Mario Conde (todas en el año 89 y cada una ambientada en una estación del año), escrita magistralmente por Leonardo Padura, escritor cubano residente en la isla.  De Conde, Padura ha escrito a la fecha siete novelas.

En ésta en particular, Conde resuelve el crimen de un supuesto travesti, quien es hijo de un influyente funcionario, con la ayuda de una negra, nana del fallecido, y de un escritor de teatro reducido a menos por el sistema. Ninguno de estos personajes principales (Mario, Alexis, Faustino, la nana o el Marqués) son lo que parecen, es decir, todos tienen máscaras: Mario Conde, policía atrapado en el régimen y “místico sin fe”, quien en realidad quiere ser escritor y de hecho, en la novela escribe un cuento corto (“La muerte del alma”); Alexis Arrayan, asesinado y exhibido como homosexual travesti, en realidad no es travesti, y aunque  en algún momento de la historia parece que su muerte es un suicidio ambientado en una mística representación teatral, fue trágicamente muerto por el asesino (que no diré quiénes); Faustino Arrayan, diplomático encumbrado, padre de Alexis, engañador y mentiroso, es un arribista que aprovechó bien sus contactos para mantenerse como aristócrata en un sistema depauperado y que conoce (y contribuyó en su debacle) Alberto Marqués, oscuro personaje, “apóstata de la próstata” satanizado hasta el cansancio y que es parte importante del eje de la novela, pues es quien ayuda a Mario a conocer el submundo del travestismo (otra máscara) para que encuentre al asesino ayudado por el simbolismo de una de sus obras de teatro “Electra Garrigó” con cuyo vestuario encuentran  muerto a Alexis.

Mi reflexión sobre esta novela es que, en apariencia policíaca, en realidad es simbólica. Está tan sutilmente escrita que la crítica al régimen despótico apenas se percibe en una realidad novelada que, imagino, incluye personajes disidentes claves en el proceso de “parametrización” de los artistas e intelectuales del ambiente cultural cubano. Alberto, en un punto de la novela, establece que todos forman parte del gran teatro del mundo y cada uno tiene que jugar su personaje, trágico o cómico, en el sentido teatral y cosmogónico de los antiguos griegos… Incluso, en una conversación el Marqués le dice a Conde: - “no sé de cual griego es ese complejo”-; las referencias hacia los complejos de Edipo y Electra, en un ambiente travestido y homosexual, son elementos interesantes para que el final trágico suceda, al revés! Y aquí, con este filicidio, sabrán quien es el asesino, que se infiere en las primeras páginas, se sospecha fuertemente a mitad de la novela y (para mi gusto) se confirma muy tarde al final de la misma. Lleva también implícitos, elementos religiosos a lo largo de la misma, referencias a pasajes de la biblia, celebraciones religiosas y sobre todo la simbología de la transfiguración de Jesús, en una atrevida pero bien manejada equivalencia en el vestuario travestista del asesinado Alexis; todo este ambiente imbuido en un escenario, por definición ateo con elementos religiosos tergiversados como una medalla (que en lugar de tener un santo, tiene al hombre de Vitrubio de Da Vinci (otro guiño homosexual); páginas de la biblia arrancadas en los pasajes del evangelio sobre la transfiguración (en el lugar de un libro litúrgico completo) y el vestido rojo de Electra Garrigó con el que vistió Alexis el día de su asesinato (como elemento de las vestiduras litúrgicas del religioso). En este sentido, Alexis se sacrifica (o crucifica) recibiendo la muerte a través de su padre, en un intento de reivindicación del Edipo milenario muerto por un Layo vengador… y quizá requiera un ejercicio psiconalista más profundo…  otros elementos simbólicos son los habanos Montecristo, elementos fálicos, pero con ecos que llevan hacia el hombre de la máscara de hierro (otra máscara más) y cuya forma de morderlo hace que den con el asesino.


En fin, un libro que vale la pena leer y discutir.


Recomendable.

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