miércoles, 12 de agosto de 2009

Cuando un amigo se va...

Ayer, me enteré vía mi madre, que el sacerdote Humberto Heredia Serrato había fallecido el día 10 de Agosto en Baja California. La noticia y el obituario están en El Sol de Tijuana. Después del shock, me quedé reflexionando sobre mi ambivalencia hacia los religiosos y la religión, pero el balance con él fue bueno de más.

Gracias a él, hace 20 años se fundó en mi pueblo natal, San Pedro de las Colonias, el grupo XVII de la Asociación de Scouts de México. Un movimiento social que cambió para bien el desarrollo de la ciudad, me integré en él hace 18 años (y aunque estoy retirado "oficialmente" del movimiento desde 2002, todavía late mi corazoncito cuando me hablan de acampar y excursionar). Ahí conocí muchos buenos amigos, y muchos de mis troperos tienen ya hijos, y sigo frecuentando a algunos de ellos cuando las circunstancias lo permiten. Bien es cierto lo que se dice cuando haces tu promesa: "una vez Scout, siempre Scout".

Y bien, el padre Humberto; no tuve una relación directa con él cuando estuve en el grupo, y cierto es que había algunas rivalidades con sus alfiles; pero con el paso del tiempo, lo pude conocer mejor y entenderlo en su entorno y su circunstancia. Cierto es que era una persona muy espiritual y al final de su recorrido decidió dedicarse a la vida monástica cuanto pudo. Lamento que el tiempo y la distancia no nos hallan permitido despedirnos.

La reflexión: muchas veces hacemos cosas que sin querer (o bien queriendo) modifican la vida de los otros, y de ahí se concatenan otras y otras y otras, para al final darte cuenta que el leve aleteo de esta mariposa ocasionó un tsunami, pero esta vez sólo de buenas acciones.

Mision cumplida, Padre Humberto!

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