Una de las tradiciones más ancestrales y arraigadas en México. La celebración del día de los muertos es única en el mundo y a pesar de lo macabro que pudiera parecer, es todo lo contrario: es el reencuentro con los seres queridos que ya se fueron en un día donde todos conviven pues tienen permiso para visitarnos. Hay muchas versiones sobre lo que debe tener un altar, lo indispensable es la flor de cempasúchil (cempoatl xochitl) o flor de 20 pétalos - 20 flores - con su característico color naranja, el color de los muertos en la cosmogonía prehispánica. El pan de muerto, en forma de huesos y la calavera de dulce, reemplazan la costumbre de sacar los huesos reales del difunto, limpiarlos y pintarlos para sentirlos cerca. La vela encendida, el incienso, la sal, el agua, frutas y comida para que estén a gusto y por supuesto, una foto del difunto para que se encuentre a sí mismo.
Es tradicional también, encontrar a la Catrina, personaje inmortalizado por José Guadalupe Posada (1852-1913), que originalmente creó estas caricaturas para protestar contra la desigualdad social, ridiculizando a las clases altas y adineradas del porfiriato.
Esta celebración es considerada única en el mundo, patrimonio no físico o palpable de la humanidad por UNESCO y el más sólido ejemplo de sincretismo cultural en México. A pesar del deterioro social y de la globalización, la celebración de muertos sigue más viva que nunca, Octavio Paz decía que "Para el habitante de Nueva York, Paris o Londres, la muerte es palabra que jamás se pronuncia porque quema los labios. El mexicano, en cambio, la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, la festeja, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente. Cierto, en su actitud hay quizá tanto miedo como en la de los otros; más al menos no se esconde ni la esconde; la contempla cara a cara con paciencia, desdén o ironía."
Esta celebración es para Paz, una muestra más de que las contradicciones forman parte de la escencia del mexicano: “Cualquier pretexto es bueno para interrumpir la marcha del tiempo - Durante las Fiestas populares, el mexicano se siente completo, seguro, la razón es sencilla, en ese instante, en ese presente, “el pasado y el futuro al fin se reconcilian”. Y es que en estos dos días, los ausentes están más presentes que nunca, y como decían mi abuela y mi tía abuela, es un día donde los difuntos vienen para estar con nosotros, para acompañarnos y estar contentos. No es un día de duelo o tristeza, es un día para estar contentos pues ellos vuelven para estar con nosotros, aunque sea por un día. Y yo agrego, que vienen también a recordarnos que un día estaremos del otro lado, es decir, muertos y que nuestro paso por este mundo es pasajero, todo es temporal.
Y aunque hoy más que nunca, "todo funciona como si la muerte no existiera”, Paz dixit, "la muerte ha dejado de ser tránsito, ahora es su amor más permanente, su juguete favorito."
No puedo decir un trivial "Feliz día de muertos" pero sí desear que todos celebremos o mejor conmemoremos con altar, con rezo, con fiesta (por qué no?) a nuestros muertos, porque todos tenemos uno y todos seremos uno! Al final ya lo dijo alguien, la única muerte verdadera es el olvido!
2 comentarios:
Eso, el olvido es la verdadera muerte... aunque eso lo decimos los vivos.
saludos!
ta mando un enlace interesante: http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?pg=00011&RL=00054
Gracias Ordep por el enlace!!!
Saludos y a disfrutar de estos días!
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