viernes, 7 de octubre de 2011

(Ad) Miradores de Catón

Armando Fuentes Aguirre (Catón) está presente en mi acervo literario desde que tengo uso de razón. En casa se leyeron sus columnas "Política y cosas peores" y "Mirador" en la sección B de El Siglo de Torreón. Como mucho de sus lectores, me considero uno de sus cuatro lectores. A lo largo de mi caminar en la vida, lo he seguido en diferentes periódicos y luego en la internet. Luego empecé a leer sus libros sobre historia de México, del cual Catón es un enamorado y busca con afán desesperado, hacernos ver la otra cara de la historia, la no oficial. Obvio decir que lo he escuchado en persona en varias conferencias de aquellas, que sólo él sabe hacer. En días recientes, he recibido como regalo de una buena amiga, un libro de su autoría, que en su cartilla de datos dice que esa edición de amigos de Catón está fuera de comercio y que no tiene fines comerciales y que en su presentación bien empieza diciendo que esta recopilación de Miradores de Catón, es el mejor regalo que alguien puede ofrecernos a sus amigos. Para mí, el regalo es doble, pues no pude estar presente en la ceremonia de premiación donde se obsequiaron a los presentes, a la cual tenía mucho interés en acudir, para deleitarme con su conversación. En Mirador, don Armando nos regala cápsulas de sabiduría que nos ayudan a sobrellevar las desaveniencias diarias. Imaginen Uds. que empacho me va a dar el leer más de un mirador al día. No se de qué fecha a cual comprende esta recopilación, pero no importa, el Mirador de Catón tiene la virtud de la atemporalidad. De todos sus personajes, San Virila, el Señor Pérez, Hu-Ssong, Adán y Eva, Jean Cusset, todos los del potrero de Ábrego, entre muchos otros, mi favorito es el ateo Jean Cusset, con todas sus excepciones. Si sólo pudiera hacer alguna recomendación a Catón, le diría que su título del libro está equivocado. No se debe llamar Miradores de Catón, sino Ad Miradores de Catón. Yo, mientras tanto, colocaré este libro en mi sección de tesoros literarios de mi pequeña biblioteca, junto a Cadernos de Lanzarote, en portugués, de mi también admirado José.

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